Manuel Reguera Pereira
Pisoteamos
a quien no se puede defender. Matamos para vestirnos con la piel de otros. Nos
alimentamos de seres vivos a los que sacrificamos, después de tenerlos
prisioneros. No escuchamos la voz de quien es más débil. Utilizamos todo tipo
de armas. Dejamos de escuchar los sonidos del silencio. Tengamos sombrero o “corona”,
a quien es más grande también lo matamos o lo enjaulamos, en busca de nuestro
Paraíso. Así, en ese largo camino hacia la destrucción, caminamos deprisa para
seguir embarcados en mares que hemos teñido de Muerte. Muerte de seres humanos que
les cerramos las puertas, porque los vemos diferentes. Muerte y captura de
peces que hemos envenenado, y que comemos aunque sean pequeños. UNO, DOS, TRES
disparos, entonces el silencio se rompe, pero seguimos sin oír su sonido. Madres
muertas, y vidas encadenadas al olvido. Y seguimos danzando, como los “malditos”
de Pollack, forzando todos los límites, sin ver y escuchar su sufrimiento.
Teníamos los bosques llenos de árboles y los convertimos en grandes ciudades,
donde los volvimos a plantar y a talar. Cuando se pensaba que la Educación nos
podía transformar en una ciudadanía responsable, volvimos a cometer los mismos
errores del pasado, pero en esta ocasión de forma masiva. Y en ese ascenso
hacía las estrellas, volvimos a resbalar y a contaminar, y entonces la música,
definitivamente dejó de sonar.
Mª Elva Vega Grande
Este video muestra, en
definitiva, lo que inconsciente o conscientemente la sociedad, la propia
humanidad hace.
Nos aprovechamos de la
naturaleza, la destruimos, extinguimos especies... y nos seguimos llamando el
"animal racional".
Y yo me pregunto ¿hasta
que punto esta denominación es real?
Puesto que si así fuera,
no eliminaríamos aquello que tan importante nos es, solo cogeríamos lo
necesario... y sin embargo poco nos importa esto, ya que no nos influye
directamente.
¿Es egoísmo o es que no
somos tan listos como nos hacemos creer?
Iria Lorenzo Blanco
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